sábado, 1 de mayo de 2010

El diálogo social es nuestro Pacto de Estado


Hay tiempos en los que el sindicalismo avanza, construye derechos, y hay tiempos en los que
nuestro trabajo consiste en impedir que se desmantelen. Éste es el que hoy nos toca vivir. En el 1º
de mayo reflexionamos sobre ello.
El centro de nuestra acción ha perseguido frenar la destrucción de empleo, que los que lo han
perdido tengan protección social, que se mantenga el poder adquisitivo de salarios y pensiones.
Defendiendo, con todas nuestras capacidades, convicciones profundas: la ética del trabajo, la
dignidad del ser humano, la convergencia entre el beneficio y la moral. Que la economía esté al
servicio de las personas y de la sociedad. Que la política, la democracia, prevalezca sobre el
mercado.
Empleamos los recursos de que disponemos para hacer frente a una ofensiva ideológica,
estimulada desde instituciones nacionales y organismos internacionales, contra los derechos de
ciudadanos y trabajadores. Con el ardid de que un buen gobernante es el que tiene valor para
imponer medidas impopulares, a punto han estado de llevarse por delante el discurso de cohesión
social del presidente del Gobierno.
Haciendo pedagogía, recordamos que los gobiernos sanearon la insolvencia de los banqueros
con planes de rescate que han pagado todos los ciudadanos. Deudas que no han desaparecido,
han cambiado de sitio y de titular: del balance del banco, al balance del Gobierno. Bancos que
están en el epicentro de las operaciones especulativas que convulsionan Europa. No lo debemos
olvidar.
Tampoco hay que olvidar que es la primera vez que en España, ante una crisis de esta
envergadura, se toman medidas destinadas a aumentar la protección y la cohesión social.
Amplios sectores sociales han considerado nuestras alternativas no sólo justas, sino plenamente
válidas, compartiendo el principio de que no hay que “rendirse al mercado”. Por el contrario, y
desde el “episodio de las pensiones”, el discurso del Gobierno está falto de convicción y exento de
pedagogía. Pretende tranquilizar con palabras a especuladores que están apostando contra
países gobernados todos ellos, casualmente, por la izquierda. Yerran, el mercado tiene que ver
que las apuestas a la baja también se pierden. Aquí sí hace falta dureza. Europa no puede dejar
caer a Estados miembros. Es una tarea de todos, también de la oposición, cuyo comportamiento
no puede calificarse de responsable con los intereses del país.
El pasado 1 de mayo alertábamos sobre la actitud de la patronal, poco después las negociaciones
que manteníamos se rompieron. El diálogo social, sometido a fuertes tensiones que buscaban su
fracaso, terminó fracturándose. Una confusa amalgama de intereses, que iban desde los rayanos
con la extrema derecha a los autodenominados liberales, alentó el disenso. Durante 2009 se
produjo una descalificación continuada de los sindicatos por defender el consenso social en
España.
El diálogo social es nuestro Pacto de Estado, o dicho de otra manera, es la mejor contribución a la
salida de la crisis que podemos hacer, sin menoscabo de los derechos laborales y asegurando la
supervivencia y competitividad del tejido productivo. Es un valor a preservar. Para ello, hemos
dado sobradas muestras de prudencia, de perseverancia y también de firmeza.
Estamos convencidos que nuestra capacidad de incidir en las políticas del Gobierno, en lo que
atañe a mantener y ampliar la protección social, en la firma del acuerdo de negociación colectiva y
la reanudación de las conversaciones tripartitas, tienen una relación directa con esa actuación
sindical.
Durante el pasado mes de febrero, decenas de miles de ciudadanos expresaron su rechazo a las
propuestas que en materia de pensiones envió el Gobierno al Parlamento. Las movilizaciones
tenían un objetivo preciso, expresar un no rotundo a una propuesta temeraria que supone una
amenaza al sistema público de pensiones.
La protesta masiva de los ciudadanos le supo a poco a la derecha para abrir el capítulo de la
deslegitimación social, pero ese es su problema, no el nuestro. UGT ni legitima, ni deslegitima
gobiernos democráticos. Queremos que éste no siga adelante con su propuesta en materia de
pensiones.
Estamos en el final de la negociación tripartita. No es razonable alargarla más. Conscientes que
las dificultades son muchas, también lo somos que los problemas están identificados. Se trata de
lograr el punto de equilibrio que permita preservar los derechos de los trabajadores y mejorar la
posición de las empresas.
Reiterar que la solvencia y credibilidad de España se asienta en la determinación de todos por
trabajar unidos, con responsabilidad, para crear empleo, proteger a los que no lo tienen y hacer de
nuestra economía un modelo sostenible, equilibrado, donde el valor y la ética del trabajo
destaquen en un lugar preferente.
Por último, para disipar dudas, si se quiere utilizar la desestabilización financiera de Grecia para
justificar una cirugía de hierro en España, que se sepa por adelantado que tienen enfrente a UGT.

1 comentario:

  1. Información proporcionada por la pag. de Ugt.
    Cándido Méndez
    (Secretario General de UGT)

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